Pagar con tarjeta de crédito se ha convertido en un acto tan habitual como la vida misma. Así ya se pueden efectuar pagos de incluso unos céntimos hasta compras de cantidades bastante más elevadas. Para estos casos puede darse la circunstancia de que nuestro banco avale el pago a plazos para evitar un fuerte impacto en nuestra cuenta corriente.