Desde el momento en que un ciudadano se hace adulto a ojos de la Administración es muy recomendable que tenga su propio Número de la Seguridad Social. Incluso antes de que empiece a trabajar, es sentato pensar en realizar un trámite por el que, a partir de su puesta en marcha, ese ciudadano ya tendrá para siempre un registro en el que se regule su relación con el organismo.