Ni Francia, que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, ni la Comisión Europea consideran necesario mantener la suspensión de las reglas fiscales y presupuestarias más allá de 2022, a pesar de que reconocen el impacto de Ómicron en la recuperación Económica, ya que confían en avanzar en las negociaciones para reformar para entonces el conocido como Pacto de Crecimiento y Estabilidad.