La crisis del gas en Europa tiene un nuevo foco de discordia: el campo de gas de Groningen, en Países Bajos. El Gobierno holandés informó la semana pasada de que duplicará la producción en el que hace años fue el mayor productor de Europa, un cambio de planes drástico que aleja la hoja de ruta de acabar con la producción en una zona de riesgo sísmico.