Los bancos centrales no dejan de mirar de reojo a los sueldos. La alta y persistente inflación creada por los desajustes de la pandemia que ellos creían transitoria amenaza con contagiarse a los salarios entrando en lo que se conoce como una espiral salarios-precios. Los trabajadores ven cómo progresivamente pierden poder adquisitivo y exigen subidas salariales. Su capacidad de negociación, además, se ha visto incrementada por lo tensionados que ha dejado el covid los mercados laborales. El desempleo vuelve a mínimos, la fuerza laboral no se recupera por completo y la escasez de trabajadores ya es notoria en algunas economías y sectores. Estas revisiones salariales solo llevarían aún más al alza la inflación, como ocurrió en los años 70. Parece el caldo de cultivo perfecto para que se produzca esta espiral tras una década de salarios estancados y una tenue inflación.