El Gobierno de coalición sacó ayer adelante el Real Decreto-Ley que desarrolla la reforma laboral sin modificar una coma, como pedían los agentes sociales y exigían PSOE y Unidas Podemos. Y lo hizo por la mínima -175 votos a favor frente a 174 en contra- y rompiendo las alianzas parlamentarias mantenidas hasta ahora. Pero sobre todo, lo hizo inmerso en la polémica porque el sufragio que marcó la diferencia procedió de un diputado del PP, Alberto Casero. En principio se achacó su acción a un error, pero no está en absoluto claro que se tratara de una equivocación.