Rusia ha dejado de mirar a Occidente y ha puesto el foco en Oriente. Moscú está reconfigurando el funcionamiento de su sector exterior, sobre todo el energético, para mantener vivas sus exportaciones de petróleo y gas. Además, Moscú está buscando vías para reducir el uso del dólar en sus operaciones de importación y exportación para esquivar de la mejor forma posible las sanciones impuestas por Occidente tras el comienzo de la guerra de Ucrania. Aunque el acuerdo entre Rusia y China es solo el comienzo, lo cierto es que esta semana se ha cerrado ya el primer contrato de venta de gas natural en yuanes de la historia.