Rusia tendrá que usar su ‘tesoro oculto’ para enfrentarse a la caída del petróleo y sus exportaciones

Tras un años 2022 marcado por unos ingresos disparado por venta de petróleo y materias primas, la situación de Rusia ha dado un giro de casi 180 grados. Ahora, Moscú tiene que seguir financiando la guerra (eso no ha cambiado), pero tendrá que hacerlo con unos ingresos muy inferiores a los del año pasado, lo que deja en duda su capacidad para seguir gastando sin poner a funcionar la impresora del Banco de Rusia (lo que tendría consecuencias fatales para la inflación) o desenterrando su ‘tesoro oculto’, activos que tiene países aliados y reservas de divisas y oro (activos que tiene Rusia acumulados de superávits por cuenta corriente pasados), con el riesgo de dejar este cofre casi vacío.

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